La piedad y la insensatez
Requisitos de los obispos (1 Timoteo 3:1-7)
Ésta es palabra fiel: Si alguno anhela ser obispo, desea una buena obra. Pero es necesario que el obispo sea irreprensible y que tenga una sola esposa; que sea sobrio, prudente, decoroso, hospedador, apto para enseñar; no afecto al vino, ni pendenciero, ni codicioso de ganancias deshonestas, sino amable, apacible, no avaro; que gobierne bien su casa, que tenga a sus hijos en sujeción y con toda honestidad (pues el que no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo podrá cuidar de la iglesia de Dios?); no debe ser un neófito, no sea que se envanezca y caiga en la condenación del diablo. También es necesario que tenga buen testimonio de los de afuera, para que no caiga en descrédito y en los lazos del diablo.
Carácter de los hombres en los postreros días (2 Timoteo 3:1-9)
También debes saber que en los últimos días vendrán tiempos peligrosos, y que habrá hombres amantes de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores, impetuosos, envanecidos, que amarán los deleites más que a Dios, que parecerán muy piadosos, pero negarán la eficacia de la piedad; evítalos. Porque son éstos los que se meten en las casas y cautivan a mujeres débiles y cargadas de pecados, que se dejan llevar por sus malos deseos, que siempre están aprendiendo y nunca pueden llegar al conocimiento de la verdad. Y así como Janes y Jambres se opusieron a Moisés, también estos hombres se oponen a la verdad; su entendimiento está corrompido, y en cuanto a la fe están descalificados. Pero no podrán seguir avanzando, porque su insensatez se hará evidente a todos, como también lo fue la de aquéllos.